Al menos una persona ha muerto esta mañana en un ataque con granadas de un grupo, al parecer de tres o cuatro personas, contra una parada de autobús en
la plaza Saint Lambert (Google Maps), en pleno corazón de Lieja, a unos 80 kilómetros al este de Bruselas. Uno de los agresores pereció poco después. No sé sabe si se quitó la vida o fue abatido por la policía. El ataque ha dejado también del orden de cuarenta heridos, siete de ellos de gravedad, incluido un niño de dos años en estado crítico. Las autoridades belgas han descartado que se trate de un atentado terrorista.
Debido a lo céntrico del lugar y al hecho de que la plaza es sede del Palacio de Justicia, la policía intervino inmediatamente y persiguió a los agresores, de identidad desconocida, a tiros, según testigos. Dos de ellos ya han sido detenidos. La policía ha creado un perímetro de seguridad y ordenado el cierre de todos los locales comerciales de la zona para proteger a los clientes y evitar que los agresores se hicieran fuertes en un establecimiento y tomaran rehenes.
El ataque de una violencia inaudita, con explosivos
thunderflash -que producen un gran ruido, destellos y llamaradas, y con al menos un fusil de asalto kalashnikov, según algunas fuentes-, se produjo a eso de las 12.30.
Willy Demeyer, el alcalde de Lieja, ha declarado que se trató de una operación de distracción para ayudar a huir a un preso que hoy comparecía ante el juez. Otras informaciones, sin establecer un vínculo directo con el suceso, dan cuenta de un juicio contra una banda de delincuentes locales, acusados de varios atracos, uno de ellos con resultado de muerte.
En el patio del Palacio de Justicia, antigua palacio de los príncipes-obispos de Lieja, se han improvisado un puesto de atención médica.
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